por Antoni Serra
Afortunadamente, para sobrevivir a tanta mediocridad insulsa pude contar (allá en la soledad de mi estudio cabaneter) con un libro mágico de Carlos Jover, Bajo las sábanas, ¿recuerdan que les hablé de esta nueva obra el pasado domingo? Jover, indómito, revulsivo, renovador de emociones estéticas, es capaz de preguntarse y preguntarnos en el apartado nueve, titulado «Venado», si «¿es el sexo… más poderoso a veces que la muerte?» Respondan ustedes sin prejuicios ni falsa modestia… este viejo malsofrit cree que sí…
Diría que Carlos Jover se supera en cada nueva obra («no hay nada que no pueda considerarse basura, porque todo tiene tanto escombro interior, tanto desastre íntimo…», son palabras joveristas de «La lengua común») o, en todo caso, crea límites sin límite literario desde que le leí, entre 2010 y 2012, El espíritu de cristal y Durmiendo en Gotham, relectura que les recomiendo.
¿Quieren una muestra de la intencionalidad creativa y crítica de Jover? La encontrarán en «La huella viva» (apartado treinta), rotundo, mágico, inconfeso y (por fortuna) nada mártir:
«La muerte no existe. Sólo existen los fantasmas.»
¿Y cuántos fantasmas no conocen (conocemos) ustedes, camaradas en la utopía, en el mundo de la política, de la economía, de la frívola sociedad e incluso, ¡santo inmortal, je, je, je!, de la literatura lineal y bestsellerista (que es el que domina el espacio casi único editorial y «planetario»)? Lean y devoren Bajo las sábanas, pues penetrarán en una dimensión literaria creativa y libre y responderán a las preguntas que el mismo Jover ya respondió: «¿Asesino? ¿Violentador? ¡Artista! ¡Enfermo de belleza!» Y finalizo mi comentario con esta excepcional cita:
«¿Sirve para algo la cultura cada vez que estalla un conflicto, una guerra? ¿Es menos sangrienta y cruel cuando en ella intervienen sociedades con una supuesta cultura refinada? ¡Justo lo contrario! La cultura, en la paz -este estado que se define como ausencia transitoria de conflicto-, avanza desmochando alternativas utópicas, agotando las ilusiones, cerrando caminos de promisión.»
(Publicado en Última Hora, Palma de Mallorca, 6 de julio de 2014)